Hablar del desmantelamiento de la sanidad pública, por parte del actual gobierno del PP, es una obviedad a estas alturas. Por mucho que intenten desmentirlo, se lo van cargando poco a poco, reduciendo plantillas de personal médico, camas en los hospitales, eliminando de la gestión pública especialidades, y un largo etcétera. Pero el caso más flagrante, lo podemos ver en la Comunidad de Castilla-La Mancha. Allí, la impresentable de Cospedal está provocando un escarnio en el sistema sanitario digno de record a nivel nacional. Y mira que en Madrid, Cataluña o Valencia, tienen el listón alto. Supongo que en ese nido de víboras que es Génova 13 estarán jugando algún tipo de porra por ver quien es más despreciable. El caso del niño que falleció por no poder pagar las facturas que el Gobierno de Castilla-La Mancha le pedía, vulnerando hasta nueve normativas en materia de dependencia, es vergonzoso, y tristemente, uno más de las decenas que se están dando. Las listas de espera, desde que José Ignacio Echániz, Consejero de Sanidad en dicha Comunidad, está en el cargo (2010), han aumentado en un 270%. Eso son unas 186.000 personas que están en listas de espera, frente a las 50.000 de Valencia, por poner como ejemplo una Comunidad Autónoma que tiene el doble de población total. 
Ahí es nada. El desvío continuo de pacientes hacia hospitales madrileños de gestión privada, mientras despide a profesionales públicos en su propia Comunidad, se ha convertido en una constante (la foto de la derecha fue captada a las afueras del hospital privado y católico Beata María Ana Jesús, de Sanitas, con enfermos traídos desde Guadalajara, Toledo, Ciudad Real y Cuenca, en ambulancias, todas en linea, del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha). Por no hablar de la persecución y desprestigio que muchos de esos profesionales sufren, cuando se les ocurre criticar la pésima gestión del gobierno.
Ahí es nada. El desvío continuo de pacientes hacia hospitales madrileños de gestión privada, mientras despide a profesionales públicos en su propia Comunidad, se ha convertido en una constante (la foto de la derecha fue captada a las afueras del hospital privado y católico Beata María Ana Jesús, de Sanitas, con enfermos traídos desde Guadalajara, Toledo, Ciudad Real y Cuenca, en ambulancias, todas en linea, del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha). Por no hablar de la persecución y desprestigio que muchos de esos profesionales sufren, cuando se les ocurre criticar la pésima gestión del gobierno.
Y si ahondamos un poco en el problema, y tratamos de buscar nombres, nos encontraremos con uno concreto: CAPIO SANIDAD, que recientemente ha pasado a llamarse Grupo IdcSalud. ¿Quienes son? Pues es una empresa privada de gestión de sanidad, con 
hospitales en todo el país, pero con interés especial en Castilla-La Mancha, debido a las facilidades que la señora Cospedal les está poniendo. Con accionistas en su corporación como Rodrigo Rato, gestores como Ignacio López del Hierro (sí, el marido de Cospedal) o Teresa Echániz Salgado (hermana del Consejero de la comunidad, antes mencionado), ¿qué podemos esperar? Pues está claro. Un negocio suculento para sus bolsillos. Y el que no tenga dinero para pagarlos, que se muera en la cuneta, o en los pasillos de centros médicos públicos, saturados por la falta de medios e infraestructuras para cubrir las demandas, que para el caso, es lo mismo. Porque los hospitales públicos, cuando no cerrados, son entregados a manos del sector privado. La salud de la población que no tiene recursos económicos y deben esperar en listas interminables, no les importa ni lo más mínimo (a no ser que la afectada sea la mujer del consejero, en cuyo caso la cuelan por delante de hasta 300 personas), porque sus bolsillos son lo primero, y gracias a ello, podrán costearse servicios privados en caso de necesitarlo.
hospitales en todo el país, pero con interés especial en Castilla-La Mancha, debido a las facilidades que la señora Cospedal les está poniendo. Con accionistas en su corporación como Rodrigo Rato, gestores como Ignacio López del Hierro (sí, el marido de Cospedal) o Teresa Echániz Salgado (hermana del Consejero de la comunidad, antes mencionado), ¿qué podemos esperar? Pues está claro. Un negocio suculento para sus bolsillos. Y el que no tenga dinero para pagarlos, que se muera en la cuneta, o en los pasillos de centros médicos públicos, saturados por la falta de medios e infraestructuras para cubrir las demandas, que para el caso, es lo mismo. Porque los hospitales públicos, cuando no cerrados, son entregados a manos del sector privado. La salud de la población que no tiene recursos económicos y deben esperar en listas interminables, no les importa ni lo más mínimo (a no ser que la afectada sea la mujer del consejero, en cuyo caso la cuelan por delante de hasta 300 personas), porque sus bolsillos son lo primero, y gracias a ello, podrán costearse servicios privados en caso de necesitarlo.
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