viernes, 17 de noviembre de 2006

¿Dinero vs. Principios?

Resulta que, una vez más, un fulano llamado Teodoro Obiang, conocido por sus nefastas maneras en Guinea, entre las que se incluye el genocidio, ha visitado España. Y a pesar de ser un dictador en el más estricto sentido de la palabra, y de tener a sus espaldas a miles de muertos, y de ser culpable de la miseria en la que se vé sumido "su" país, aquí, en el mundo desarrollado, lo recibimos con los brazos abiertos. ¿Por qué? Porque la pela, es la pela. O más bien el petróleo, es el petróleo. Y el engendro éste, precisamente de ése oro negro, puede presumir bastante. Y claro, ¿donde están los principios, la dignidad y los bemoles de nuestros políticos? En el fondo del mar.

Como no, durante la polémica visita del impresentable, se produjeron discrepancias entre diferentes partidos políticos españoles. Unos justificando la visita, y otros no. Con Obiang se reunió Rajoy (dice que porque se lo pidió el gobierno. ¡Já!), y con Obiang se reunió Zapatero (dice que es una visita necesaria para avanzar en el proceso democratizador de Guinea. ¡Já!). Además de Su Majestad, con quien mantuvo una cena privada (?¿). Y digo yo. ¿Como se justifica el discurso sobre la ética en la política exterior del señor Zapatero, con éste "embolao" guineano? Repito, la pela es la pela. Incluso el señor (por decir algo) Obiang, animó a los exiliados guineanos residentes aquí en España, a volver a su país. A trabajar allí por su país. A ganar dinero y tener una vida digna allá, en su país. Algo me dice que nada más pisar su país, algo ganarán, y no será dinero, o una vida digna, precisamente. ¡Por aquí!, dirán los guineanos.

Dice el fulano (¿o amenaza?), que España no debe involucrarse en el proceso político guineano. ¿Que proceso?. Que no debe formar parte de la oposición política en aquel país. Que no es asunto suyo, y que es irracional. Irracional, dice el dictador. Más irracional es que tú hayas nacido.

Y que dice la justicia. Bueno, en un principio se pensó en la posibilidad de detenerlo y juzgarlo nada más pisar suelo español. El caso es que ya se va, y nadie le ha tocado. Dicen que no es competencia de España juzgarle, y que se debe archivar la querella presentada contra el dictador, alegando las convenciones de Viena y de Nueva York, de hace un montón de años, en las que se hablaba de la inmunidad de los jefes de estado. Obviamente, un dictador, en todo ése papeleo, figura como jefe de estado, a pesar de haber llegado al gobierno por la fuerza, cargándose al anterior presidente.

Resumiendo: que asco da todo ¿no?

1 comentario:

SARAPERI dijo...

Pues sí, estoy de acuerdo. Es una auténtica vergüenza que traigan a gentuza como ésta a España, y pretendan darles todos los honores. (Y no fue recibido en el Parlamento de milagro, poco faltó.)

Pero la naturaleza, aunque lenta, es sabia, y parece ser que al elemento éste le queda poco de vida.

Claro, que eso tampoco garantiza nada, porque Obiang llegó después de cargarse a un dictador anterior, su tío, y después vendrá el siguiente, que para eso tiene hijos, todos ministros de algo y con casas en California y cochazos entre otros lujos.