lunes, 19 de mayo de 2014

Lo peor de esta crisis, llegará tras 20 años



Mucha información leemos a diario sobre los efectos de la crisis que estamos sufriendo. Sobre como se destruye empleo, se recorta en I+D+i, pierden protagonismo motores productivos como la industria, en favor de otros mas tercermundistas como el turismo, etc. En cualquier momento del día se puede escuchar a un político o a algún medio de comunicación sobre lo destructivo de la última medida tomada por el gobierno, poniendo atención a cifras estadísticas comparándolas con equivalentes de hace 1, 2 o 10 años. Pero hay un detalle que se nos está pasando por alto, del que pocas voces están hablando, y es lo que pasará, no el día de mañana, o el año que viene, sino dentro de 20 o 30 años. Y la explicación de este mutismo casi generalizado, es la cultura del corto plazo que rige la hoja de ruta de los políticos de este país. Se toman decisiones con la idea en la cabeza de "esto que aguante, al menos durante mi mandato". Y lo que venga después, que lo arregle al que le toque.
Hace tiempo escuché una intervención de Arcadi Oliveres sobre la necesidad de la inmigración en nuestro país, para levantar la economía. Venía a decir, bastante acertadamente, que el hueco que ha aparecido desde el final del boom de la natalidad, allá a finales de los años 70, pasaría factura de forma bastante trágica a la economía de este país. Si nace menos gente, de acuerdo al modelo de la pirámide demográfica tradiccional, al cabo de 30 años, serán menos las personas que se encargarán de formar y educar a las nuevas generaciones (el futuro), y de pagar las pensiones de los mayores.
Una pirámide que se divide en tres partes, y de la que la de en medio debería ser el trozo más grande, ahora, 40 años después, lo que tiene son dos "bocados" gigantestos a cada lado, que debilitan el poder de la clase trabajadora, por un sencillo motivo de reducción de número. Pero es que ese bocado, es mayor todavía en la base, debido al descenso de natalidad desde entonces. ¿Como se podría haber suplido esa carencia, a corto plazo, a la espera de que tomaran efecto medidas de activación de la natalidad? Pues como la ONU nos dejó claro en un par de ocasiones ya: INMIGRACIÓN. Trae a gente nueva al país (por supuesto, legalmente, y no en plan jornada de puertas abietas), y vendrán con la edad ya cumplida, y con la formación ya recibida, para empezar a reactivar la economía. Pero claro, con lo que seguramente no se cuenta, es con el factor xenófobo, clasista, discrimatorio que se encuentra imbuído en nuestra sociedad. Y formando buena parte de ella, empresarios, políticos y una clase social alta que mira con malos ojos a la gente de fuera. Por no hablar de la manada de ignorantes que por puro aleccionamiento los desprecia con frases paletas del tipo "es que vienen a quitarnos el trabajo a nosotros".
Más recientemente, leí un artículo de Vincenç Navarro en el cual hablaba de esto, pero añadía también otra posibilidad, que la verdad no se me había ocurrido. Bueno, al parecer tampoco a él, sino a Alva y Gunnar Myrdal. Una, Premio Nobel de la Paz en 1982, y el otro, Premio Nobel de Economía en 1974. Marido y mujer, suecos ambos dos. Sí, de ese país que actualmente cuenta con la mayor tasa de natalidad de la UE15, entre otras cosas porque dicha posibilidad fue la que tomaron las autoridades del país nórdico. ¿Os imagináis aquí a un político haciendo caso de lo que pudiera recomendar una persona de más que probada superioridad intelectual, en el campo que correspondiera? Yo no. Pero vamos al caso. La solución era bien simple: aumentar la participación de la mujer en la vida laboral. ¿Qué significó eso? Pues que el aumento de mujeres en el mercado laboral hizo que disminuyera su participación en la vida doméstica, o más correctamente definido, se vió más igualado con la participación el hombre. ¿Pero qué significó esto también? Pues que una gran parte de esas tareas domésticas pasaron a ser ocupadas por nuevos puestos de trabajo. Tres problemas solucionados de forma directa: igualdad de hombres y mujeres en el trabajo, en las labores domésticas y aumento de puestos de trabajo. ¿Os imagináis eso en España? Pues vuelvo a decir que yo tampoco. Hoy por hoy, Noruega tiene una tasa de natalidad de 1,9 hijos por mujer, frente a los 1,6 de España. 26 horas de la mujer y 20 del hombre en tareas domésticas, frente a las 48 de la primera y 8 del segundo, en España. Casi nada. 
Y mientras tanto, aquí seguimos en este país de paletos, discutiendo sobre la prima de riesgo o sobre el bono español a 10 años. Veréis lo bien que lo vamos a pasar todos dentro de 20 años, cuando nos encontremos con una población activa menor de lo que lo es ahora. Eso sí, para entonces, el gobierno de turno seguirá tapando la boca a la gente diciendo que las cifras de paro han descendido, y lo de la destrucción de empleo, lo dirá en voz baja, mientras sigue echando mano de la caja de las pensiones, o empufándonos solicitando rescates económicos encubiertos.

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